Geocentrismo (de geo: tierra, y centro): la tierra es el centro del universo y todo gira alrededor de ella así es considerado por Aristóteles
La forma más acabada y compleja de geocentrismo fue formulada por Claudio Ptolomeo, en el siglo II, en su obra Almagesto. Para ello supuso unos movimientos de los planetas muy complejos, llamados epiciclos y deferentes. De esta manera los planetas tendrían un movimiento alrededor de la Tierra (deferente) y otro circular dentro de esa esfera (epiciclo), con lo que se acercaría y alejaría de la Tierra, y eso explicaría las diferencias de brillo y sus movimientos.
La combinación de estos dos movimientos circulares y uniformes va a servir para calcular la trayectoria del planeta a través de la eclíptica, entre las estrellas, prescindiremos pues del movimiento diurno que es común al resto de las estrellas.
El sistema heliocéntrico (de Helios: sol, y centro): fue formulada por Nicolás Copérnico que propuso que el Universo es esférico, la Tierra es esférica y que el movimiento de los cuerpos celestes es regular, circular y perpetuo. Además, Copérnico da el orden correcto de los planetas con respecto al centro (el Sol). Este sistema no se impuso de inmediato, debido a interpretaciones demasiado literales de la Biblia. Fue Galileo Galilei quien, tras inventar el telescopio, pudo observar, y demostrar sin género de dudas, la exactitud del sistema copernicano y sigue siendo la base para el estudio del Universo cercano.
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